sábado, 16 de marzo de 2013

Beyond the Invisible

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Es extraño cuando sientes el abrazo de alguien que va a morir. Cuando los brazos te rodean y te aprientan tan fuerte como si se aferraran a la vida que se les escapa de entre los dedos. Cuando sientes a la vez su tisteza, su miedo, y su rabia. De repente se van. De repente, su reloj no avanza, sino que muestra una cuenta atrás hacia el cero, y no hay manera. Puedes patalear, llorar, reir, que te da igual. Y ya no es la vida que se te va. Lo es todo.
Es éste río el que he visto brotar de los ojos de alguien. Si lo percibes bien, no estás delante de un nombre, ni de unos actos ni de unas ideas. Te das cuenta que estás frente a una persona. Y es curioso cómo todo lo que dijo una vez se desvanece, porque realmente se encuentra en ese estado en el que todos los hombres somos iguales. Da igual lo que dijo, o lo que hizo, o lo que pensó. Da igual si te gustó o no. No importa Zara, no importa la corrupción, no importa el cambio climático, no importa la lluvia en el parabrisas, ni tampoco los papeles que tira la gente a la calle. No importa el mando a distancia. No importa que en el metro no te dejen salir. No importa lo oscura que está la calle en algunos sitios, ni que las fuentes ya no funcionen, ni que la cerveza suba de precio, ni que los cómicos no tengan gracia, ni que en tu casa haya una gotera. No importa. Un estrechamiento de brazos que sólo te cuenta al oído la cruda realidad.
La muerte me está empezando a rondar alrededor, y no me gusta nada. Si pudiera elegir, le pediría a mi verdugo que fuera rápido. No querría despedirme. Odio las despedidas. Un corte limpio, y se acabó. Podría suplicarle que me dejase más tiempo, pero me da la sensación de que no escucha muy bien.
Me pregunto de qué sirve todo ésto. Tanto esfuerzo en aprender, en vivir, tanto sufrimiento para qué. Un día vas, y te detectan algo. Algo enfermizo que nos está matando en ésta sociedad. No es normal que cada vez haya más casos de cáncer. Lo estamos comiendo, lo estamos respirando, lo estamos bebiendo cada día. El mundo en el que vivimos nos está matando. Están los parabenos, los aditivos alimenticios, las hormonas de los caballos, las vacas y los pollos; los plásicos y sus derivados, los metales pesados como el que tiene el pescado o los que respiramos en las ciudades contaminadas; la radiación de los móviles, los medicamentos, todo. Todo nos quita la vida. Eso sin contar con que dormimos poco y mal, las preocupaciones nos consumen, el estrés nos corroe.. ¿De verdad nos vale mantener a flote una sociedad tan lesiva como ésta? Joder, ésto parece una guerra. Tenemos víctimas todos los días. ¿Qué coño es el cáncer? Es una palabra que da miedo mentar. Parece que si la susurras te va a caer encima todo el peso de su significado. Para otros es una llamada a lo realmente desconocido. ¿Qué es? Es un castigo, pero no divino. Muy terrenal. Es nuestro modo de vida, la pandemia que asola a éste planeta desde hace bien poco. ¿Qué hemos hecho? Nos lo hemos cargado absolutamente todo, sin ni siquiera pestañear. Y encima, en ésta sociedad de consumo y manipulación, nos han convencido de que no podemos vivir de otra manera. Siento que estamos encerrados en un bucle, en Mátrix, sin margen de maniobra. Cada uno vive como puede, y ya está. El que puede vivir mejor lo hace, y así de simple, aunque no sepa realmente qué es "vivir"  y qué es "mejor".
Había veces que miraba por la ventana, y no entendía nada. Cerraba los ojos, los volvía a abrir, y la racionalidad en la que vivíamos acudía a mí de nuevo, para salvarme de la pesadilla que es no etender nada. A medida que pasan los años, la pesadilla dura más, y la racionalidad tarda más en rescatarme. Cada vez entiendo menos. Y cada vez me gusta menos. ¿Where is the hope, beyond the created world? ¿Beyond the lies and ties? ¿Beyond the invisible?

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